A pesar de los recortes presupuestarios, el Consejo de Ministros tiene previsto aprobar hoy la compra de 96 nuevos blindados especialmente diseñados para resistir los ataques con minas y artefactos explosivos improvisados (IED) por un importe de 42,6 millones de euros. En concreto, se trata de 76 vehículos MLV Lince, de escuadra (con capacidad para cinco ocupantes), por 16,5 millones, de fabricación italiana; y 20 RG-31 Nyala, de pelotón (nueve ocupantes), de origen sudafricano, por 26,1.
En total, Defensa ha adquirido ya 270 Lince y 130 RG-31 por unos 194 millones (87 los Lince y 107 los RG-31) para proteger a las tropas españolas desplegadas en zonas de conflicto.
El Estado Mayor de la Defensa estima que, con las nuevas adquisiciones, se completarán las necesidades del contingente en Afganistán, que se considera el más expuesto a este tipo de ataques, y podrán empezarse a cubrir las de Líbano. Hasta ahora, se han enviado a Afganistán 147 Lince y 78 RG-31, mientras que los restantes se han quedado en España para la instrucción de los conductores y mecánicos que deben utilizarlos en el teatro de operaciones; pues, dada su escasez, estos vehículos no forman parte de la dotación habitual de las unidades.
Inicialmente estaba previsto que los nuevos blindados se repartieran entre Afganistán y Líbano, pero la proliferación de ataques con IED por parte de los talibanes y el hecho de que el contingente español se duplicara en un año en el país centroasiático -pasando de 800 efectivos a más de 1.500- llevó al Estado Mayor a posponer el refuerzo en Oriente Próximo, donde España tiene 1.100 soldados junto a la frontera con Israel.
No obstante, en los últimos meses se ha producido un deterioro de las condiciones de seguridad en Líbano, con varios atentados con explosivos contra la Unifil (Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano), que manda desde el año pasado el general español Alberto Asarta. Aunque ninguno de ellos ha afectado al contingente español -el 27 de mayo fueron heridos seis militares italianos y el 26 de julio, tres franceses- la repetición de estos ataques ha encendido todas las alarmas.
Fuentes del Estado Mayor de la Defensa estiman que la situación sigue siendo más peligrosa en Afganistán que en Líbano y recuerdan que los dos ataques contra Unifil se produjeron fuera de la zona de operaciones (junto a la ciudad de Sidón) y con artefactos en los márgenes de la carretera y no enterrados, por lo que sus efectos fueron menores.
Aun así reconocen la necesidad de equipar a las tropas en Líbano con vehículos antimanas en cuanto sea posible.
Estos blindados no garantizan una protección total. El pasado 26 de junio perdieron la vida los soldados Manuel Argudín Perrino y Niyireth Pineda Marín cuando circulaban a bordo de un Lince a unos 20 kilómetros de su base afgana de Qala-i-Naw; y solo ocho días antes otros cinco soldados, que también viajaban en un Lince, resultaron gravemente heridos, dos de ellos mutilados, al estallar una mina en la ruta Lithium. Pero ello se debió, según los expertos, a la gran cantidad de explosivo utilizada -más de 15 kilos en el primero y más de 30 en el segundo-, frente a la cual no existe blindaje suficiente. No obstante, Defensa sostiene que los nuevos blindados han evitado que se produjeran bajas mortales en siete ataques anteriores.