Me gustaría destacar que Javier Couso ha denunciado la manipulación informativa que los estados democráticos diseñan en los conflictos bélicos a propósito para, si no censurar, al menos impedir que toda la información llegue a los pueblos que pagamos esas guerras.
Guerras como la de Afganistán, Irak o Gaza, han sido ejemplos recurrentes de cómo los estados que se supone que velan por los derechos humanos, no dudan en violarlos de manera sistemática con tal de impedir que ciertas informaciones lleguen a la opinión pública y que ésta se manifieste en contra de esas terribles intervenciones, como ocurrió en el caso de Vietnam.
Couso ha destacado la importancia del trabajo de los reporteros de guerra independientes frente a los periodistas "embebed" (encamados o empotrados). Los primeros muestran los efectos de la guerra con total libertad, los segundos viven la guerra junto a los soldados pero sólo viven lo que la Unidad de Comunicación de los ejércitos, quieren que vean.
Los periodistas libres son objetivo de intervenciones militares como ha ocurrido en Kosovo o en la última guerra de Líbano, donde se atacaron las televisiones públicas como si de objetivos militares se tratara. El caso de Irak es sorprendente, donde más de 300 periodistas han sido asesinados, en demasiadas ocasiones víctimas de "fuego amigo".
También ha denunciado la falta de interés de muchos medios de comunicaciónde nuestro país por mostrar los verdaderos efectos de las guerras, el uso de armas prohibidas, los ataques contra la población civil... condicionados por la "línea empresarial" del medio de comunicación en vez de por el interés puro de informar a la gente.
Ha destacado que en las intervenciones militares se estudian tanto los objetivos a destruir como la forma en la que se contará la intervención por los periodistas. En el caso de la toma de Bagdad, en particular del asesinato de su hermano José y del periodista ucraniano Taras Protsyuk, ha detallado la situación en la que se encontraba el Hotel Palestina, conocido por las autoridades militares estadounidenses, que los carros de combate sobre el puente no estaban siendo atacados (de haberlo sido, no estarían sobre un puente), de la munición utilizada, de las órdenes que se emitieron, etc.
Todo con un único objetivo, apagar las tres cámaras que en ese momento estaban emitiendo en directo la toma de la ciudad. Tras el asesinato, Bagdad sufrió un apagón informativo de 3 días, la siguiente imagen era la que EEUU quería mostrar y que diseñó al milímetro: la caída de la estatua de Sadam...
Todos debemos ser capaces de recordar la imagen de José Couso trasladado en una alfombra como imagen de la toma de Bagdad y de la guerra de Irak y no la que las autoridades militares y nuestros gobernantes diseñaron.