lunes, 16 de febrero de 2009

Los pupitres del aire. Publicado hoy en La Verdad.

Se vienen sucediendo las noticias acerca de la próxima llegada, ya casi inminente, de los primeros pilotos de la escuela de la OTAN. Pero nadie mira hacia arriba, tan acostumbrados como estamos, por donde pasa de vez en cuando la estela de un Mirage, esa línea recta como trazada con tiza blanca, en un encerado siempre azul si bien se mira. Por los arrabales de este cielo que nos circunda, justo en la estancia más movible por donde van a poner sus pupitres de aprendizaje tantos alumnos arriesgados y animosos del lugar. Será cuando Bélgica cierre sus puertas a un aire preciso, allí donde se explicaba el Programa de Liderazgo Táctico (TLP) al amparo de tantas naciones que no quisieron estar desprevenidas ninguno de sus días, después de la segunda Guerra Mundial, tal vez por si la antigua URSS se despertaba de algún mal pensamiento soñado. Desde la alta civilización de la honda, para tirar piedras al tejado de enfrente, no sabemos cómo controlar las noches en vela de los vecinos. Tal vez con la mirada alerta desde el aire.
Por eso al menos, Albacete ha sido siempre buena cátedra de vuelo. Y van ya ochenta y cinco años que se cumplieron el martes pasado. Por nuestra llanura extensa aprendieron a volar alumnos de la Compañía Aérea Española, todavía entre surcos próximos, escuetos caminos anchos y sin piedras de La Torrecica. Estaban programadas las enseñanzas para treinta o cuarenta oficiales por curso, con la intención de aprovechar su aprendizaje en el frente de Marruecos. Y era de ver el júbilo del alcalde aquel, Don Gervasio Fernández, al conseguir los terrenos del aeródromo militar por la cantidad de 18.750 pesetas, gracias a la generosidad del Marqués de Villores. Lo malo, después, es que allí mismo levantaron la cárcel, sin miramiento ninguno por los aires que allí corrían en todas direcciones. Ahora hay rejas innobles, ese fracaso de la sociedad cuando encierra a alguien.
Vienen alumnos nuevos y ocurre una duda. ¿Serán familia los parecidos señores Scheffer, secretario general de la OTAN, y Schaeffer, jefe y maestro de mecánicos en La Torrecica?

Domingo Henares. La Verdad.