Un proyectil impactó al medio día de este martes sobre el Puerto Bonanza III, un arrastrero con sede en Sanlúcar que había salido a faenar horas antes con los cinco miembros de la tripulación, compuesta por los hermanos Vidal.
Los hechos tuvieron lugar sobre las dos de la tarde, cuando los pescadores faenaban a 240 brazas, a más de 300 metros de profundidad. “De repente escuchamos como si le hubiéramos dado a otro barco” cuenta José, uno de los hermanos Vidal, que aún se recompone del susto apenas pisar tierra ya en el muelle de Bonanza. Él se encontraba a escasos dos metros de donde impactó primero el proyectil, de unos 10 centímetros de largo, que penetró en el camarote. “Ahí al lado duermo yo”, señala José Antonio Vidal, mientras mira la foto de sus hijos y su mujer. “Sabe Dios lo que podría haber pasado si llega a impactar contra nosotros... nos hubiera matado”, asegura.
Tras el miedo inicial, la tripulación del Puerto Bonanza III comprendió que el impacto procedía de un avión, ya que “no observamos a ningún barco de guerra cerca y en el agua habíamos visto las salpicaduras de más impactos”.
AVISO
De inmediato se pusieron en contacto por radio con Capitanía Marítima, quien les pidió la localización exacta del arrastrero. Poco después fueron informados de que varios Harrier de la Marina se encontraban en la zona haciendo maniobras y que podría haberse tratado de “un error humano”. Sin embargo, no se había comunicado la situación ni a la Cofradía de Pescadores ni a la Asociación de Armadores. “Ese es el procedimiento habitual, avisar cuando se realizan maniobras para que los barcos rodeen la zona”, detalla Germán Alcina, gerente de los armadores sanluqueños, quien se mostraba aliviado porque “si el proyectil hubiera llegado al casco, el barco se habría hundido y estaríamos buscando a los cinco tripulantes”. A su llegada al puerto de Bonanza, la tripulación inició el expediente para reclamar al seguro los daños provocados.